La salud y el bienestar:
un derecho,
una responsabilidad,
una habilidad.

poise   [poiz]   noun, verb, poised, pois·ing.

nombre

  1. Un estado de equilibrio, como en igualdad o en igual distribución del peso.
  2. Gracia, aplomo, elegancia de movimientos o de actitud: moverse con gracia, moverse con aplomo.
  3. Una actitud firme, de confianza en sí mismo; compostura; buena relación consigo mismo: p.ej. demostrar firmeza frente a un grupo.
  4. Estabilidad, solidez: p.ej. solidez intelectual.
  5. Suspensión o vaivén, como un estado entre el reposo y el movimiento, o entre dos fases de movimiento: p.ej. el vaivén de las mareas.

verbo

  1. Ajustar, mantener o llevar a un equilibrio; equilibrar.
  2. Sostener una cosa aguantada o elevada, como para presentarla o utilizarla; p.ej. sostener una lanza.
  3. Llevar algo, sosteniéndolo de una cierta manera: p.ej. andaba llevando un jarrón de agua sobre la cabeza.
  4. Estar en equilibrio, equilibrado.
  5. Quedarse en suspenso, como un pájaro en el aire.

“La Técnica Alexander es una guía hacia un estado de libertad y de equilibrio entre cuerpo y mente que es la base para cualquier actividad eficaz.”

 

Walter Carrington (1915 -2005)
Profesor de Técnica Alexander de la primera generación

Este estado de equilibrio también es -quizás por sorpresa- una calidad que podemos cultivar, una habilidad que se puede aprender y desarrollar.

Poise, o equilibrio, es aquel estado en que las cosas, simplemente, funcionan. Dicho de manera algo más técnica, es cuando hacemos el esfuerzo adecuado, en el momento adecuado y de la forma más adecuada. Se trata de una condición óptima a partir de la que podemos valorar y disfrutar al máximo de nuestras capacidades y aptitudes.

Por naturaleza, ese estado de equilibrio es delicado, difícil de mantener. Surge cuando los distintos elementos de uno mismo funcionan en armonía. Sin embargo, mantener sincronizadas las dimensiones física, intelectual y emocional no es tarea fácil. A menudo, de forma involuntaria, nuestro ecosistema interno se altera, impidiendo el equilibrio.

Un estado de equilibrio reducido limita o empobrece nuestras vidas. Nos vemos obligados a hacer un mayor esfuerzo para realizar nuestras tareas diarias, con tensión y fatiga… o bien nos encontramos en el otro extremo: fatigados y letárgicos, incapaces de generar la energía necesaria y proclives a tirar la toalla. El nivel de equilibrio determina en gran parte la salud, el bienestar y, literalmente, la calidad de vida.

La Técnica Alexander nos permite, de forma sistemática, práctica y concreta, recuperar lo que F.M. Alexander llamó “la herencia suprema del hombre”: el equilibrio consciente.

En una clase individual de Técnica Alexander, el profesor ayuda al alumno -mediante un suave contacto manual y unas instrucciones verbales- a sentir con más claridad y consciencia nuestra innata integridad psicofísica. Aprendemos progresivamente a reconocer y promover esa integridad, y el papel que juegan la actitud y la intención en determinar la condición física en que nos encontramos. Desarrollamos una organización neuromuscular más saludable y eficiente que reemplaza gradualmente los hábitos anteriores. Esta nueva organización nos permite:

  • Reducir los desequilibrios habituales del tono muscular (tensión o flaccidez excesivos), que dificultan una respiración, una circulación y una digestión más saludables.
  • Mantener una manera de estar y de actuar -una postura dinámica- que optimice la capacidad innata de nuestro cuerpo para el equilibrio, la coordinación y el movimiento.

En resumen, aprendemos a respetar el funcionamiento natural del cuerpo y a hacer un uso adecuado y consciente de él.